Pérdida sustancial de los sentidos
El tabaco daña el organismo provocando la pérdida sustancial de los cinco sentidos del ser humano.
Oído: el humo del tabaco provoca que se formen placas en las paredes de los vasos sanguíneos con la reducción de riego del oído interno.
Olfato: Es evidente que aquellos órganos que tienen contacto directo con el humo incandescente de un cigarro serán los más perjudicados. Por ello, los sentidos que nos proporcionan la nariz y la boca (olfato y gusto) son los que más rápidamente se pierden.
Gusto: Las papilas gustativas se atrofian por obstrucción debido a los componentes del cigarrillo y la temperatura que alcanza el humo en el cuerpo.
Vista: Fumar es tan malo para los ojos como para el resto del cuerpo. Fumar provoca problemas graves en los ojos, lo cual incluso podría causar la pérdida de la visión o ceguera. Dos de las mayores amenazas para la visión son las siguientes: Degeneración macular y Cataratas.